Cuando un hombre elige a una mujer que cura las heridas colectivas como una misión de vida, su Sí por ella equivale a un Sí con un propósito mayor que va más allá de construir una casa o criar hijos. Su conexión va más allá del cumplimiento de los modelos de rol clásicos de género.
Este hombre acepta el trabajo de proteger la espalda de esta mujer, de contenerla cuando se desgaste transformando el sufrimiento de la humanidad. Para él, se trata de dar la bienvenida a la lentitud, la suavidad y la curación, de contener o redirigir su propio impulso, de estar presente para el conjunto, y no solo para su propia necesidad.
Porque cuando un hombre elige a una mujer que aspira a la libertad, solo pueden lograrlo juntos. Requiere dejar sus aspectos narcisistas atrás y reconocer el camino de la mujer como su propio camino hacia la libertad.
Cuando un hombre elige a una mujer que es 'grande', no puede morar en los lugares de energías de opresión o de juego pequeño. Él, si decide emprender esta misión con ella, acepta una tarea que sirve al bienestar de todos los hombres, aunque esto ocurra como trasfondo.