Cerrando los ojos camine por senderos
desconocidos y llore, de miedo y soledad.
Y comprendí que siempre estaba solo
que nunca alguien me dio un amor de verdad
ahí entre gente
extraña, me vi…más solo que
nunca, mire tantas veces mi móvil hasta
comprender que quien
no tiene nadie, nadie
lo espera, nadie le
llama.
La soledad sigue aquí, no era el lugar donde
me encontraba, la soledad soy yo.
Yo la llevo conmigo, nací con ella, crecí con ella
y ahora sé, que así moriré.
Ahora es momento de levantar la mirada
y ser lo de siempre, volver a sonreír y
fingir, fingir estar bien, hacerle creer a la gente
que todo está bien, darle un consejo tus hijos
o a tus amigos, tal vez a tus compañeros,
sin atreverte a
confesar todo lo que no
fuiste capaz de hacer, que el miedo de venció
y mató el más grande de todos los amores
el nuestro.